DEMOCRACIA ECONÓMICA EN LA ERA DEL BLOCKCHAIN

Xnet

Desde Xnet, donde trabajamos con una estructura de nodo de Red, llevamos diversos años experimentado y proponiendo lo que llamamos una "metodología" con el objetivo de actualizar la democracia a un formato más adecuado al siglo XXI, en el que la ciudadanía pueda controlar sus instituciones de forma distribuida a través de mecanismos rigurosos de gobernanza. Consideramos que dentro de este marco se tienen que encuadrar también, por un lado, el control distribuido de los flujos financieros y los mecanismos de creación de la base monetaria a través de herramientas p2p como blokchain y, por el otro, la vigilancia sobre la transparencia y la lucha contra la corrupción sistémica con la implementación de canales que liberen los datos y la información, ordenen su procesamiento y usabilidad y faciliten así la detención de irregularidades.

Este es el marco para replantear estrategias innovadoras que faciliten la sostenibilidad de aquellas prácticas que puedan contribuir a la producción común de riqueza y sentar las bases para una economía más distribuida y no especulativa capaz de coexistir con la actual economía financiera.

Se necesita un cambio en la política económica y productiva para que estas prácticas de economía real dejen de estar estrangulada por las políticas de austeridad, por una fiscalidad orientada al expolio y el vasallaje y por el pago de deudas probablemente ilegítimas - en todo caso no auditables - y puedan competir con la economía financiera.

Los tres principios rectores que planteamos en una sociedad democrática del siglo xxi que aspire a ser también democrática en lo económico son  un equilibrio entre las capacidades y aspiraciones individuales, nuestra capacidad de organizarnos para actuar en conjunto y la preservación de los bienes comunes, con un Estado bajo control ciudadano como facilitador garante y no como competidor y depredador.

En un contexto de grave déficit democrático acompañado por consecuencia con el empobrecimiento y expolio que ya se han llevado a cabo y con una brecha inmensa entre el primer nivel de riqueza y todos los inferiores, no hay otra opción que la de refundar el propio enfoque que se da al ámbito económico a través de la posibilidades de distribución de esfuerzo y beneficio que nos ofrece la era digital. En toda la historia económica de occidente desde el mercantilismo, nunca habíamos vuelto a observar mercados basados en libre concurrencia sin estar mediados por los procesos de acumulación de capital, tal y como ahora se pueden observar en la Red.

Contexto actual: Capitalismo Cognitivo

Internet ha producido un tipo de desintermediación que ya hemos visto en la historia cuando llega una nueva tecnologías. El impacto de la Red de redes ha sido particularmente fuerte y rápido porque combinado con la desintermediación que produce la creación de redes entre sistemas estáticos. La analogía con la invención de la imprenta o con las redes de caminos son los ejemplos más utilizados para ilustrar estas dinámicas. Estos momentos de desintermediación, en los que el statu quo es fuertemente sacudido, al cabo de periodos más o menos cortos, vuelven a cerrarse configurando una nueva realidad con nuevas intermediaciones. Estamos en esta fase.

Una serie de cambios que han tenido lugar en la esfera económica, política y cultural han contribuido a posibilitar procesos más democráticos de producción de conocimiento a la vez que han dado pie a que surgieran nuevos agentes que hacen lo posible por monopolizar el conocimiento producido.

El paso de un modelo de producción de base fordista al denominado post-fordista ha venido empujado por diversos cambios en las formas de estructurar la ‘cadena de producción’, donde la información y el conocimiento han ido ocupando un papel central así como la necesidad de gestionar adecuadamente estos recursos. La incidencia de las tecnologías de la información, la optimización de los recursos para una producción ‘just in time’, la prioridad competitiva de ampliar la oferta con productos y servicios dirigidos a diferentes perfiles de consumidor, etc. han sido algunos de los fenómenos que han tomado un papel relevante en este período de cambio.

La ‘Nueva Economía’ ha ido practicando diferentes estrategias con el objetivo de extraer mayor rendimiento de ese conocimiento difuso, convertido ahora en una fuente de riqueza a explotar.

Para crear valor el capitalismo cognitivo se ve obligado a producir una falsa escasez en plena economía de la abundancia. Las grandes corporaciones - nuevas y viejas - han buscado formas de extraer beneficios del conocimiento común social o “general intellect”: el crowd-sourcing, el crowd design o el click-working son ejemplos de ello. Esto situa las leyes de propiedad intelectual e industrial en el centro del debate, ya que son los instrumentos centrales para la privatización del conocimiento, pese a que muchas corporaciones negarán el origen colectivo de este conocimiento.

La noción de valor y propiedad naturalizada bajo las patentes o el copyright restrictivo están en el polo opuesto a lo que necesitamos como sociedad civil.

Esta tensión entre las nuevas formas de producción y mercado distribuidas, no basadas en procesos de acumulación del capital sino en retroalimentar los sistemas para que puedan existir sin necesidad de crecer y las lógicas preexistentes que quieren encauzarlas en dinámicas extractivas, es más patente que en ningun otro lugar en lo que se ha dado en llamar economía colaborativa o la shared economy, una definición que se ha propagado llegando a atribuirse desde proyectos realmente colaborativos a formas extractivas salvajes.

Competición vs Cooperación

El sistema se apropia de la creatividad social con el objetivo de crear plusvalías. Las externalidades positivas que se generan en el ámbito “cognitivo”no pueden ser valoradas de forma tradicional; la plusvalía no se puede medir exclusivamente en términos de producción de mercancías. La ‘polinización’ a la que hacen referencia algunos autores recordando  la actividad de las abejas como agentes que distribuyen polen - práctica productiva que supera con creces la actividad productora de miel - es una metáfora de la inteligencia colectiva, cuya actividad continua genera plusvalías que se quieren codificadas y controladas a través de la propiedad intelectual e industrial. Un ejemplo que ilustra esta nueva realidad es la propia Red, donde usuarios profesionales y amateurs generan los contenidos que son consumidos por todo el mundo. Este conocimiento colectivo debe ser interpretado como una característica de un cambio social mayor y no como una peculiaridad de un tipo de economía en concreto.

De la misma forma que en el paso del feudalismo al capitalismo los terratenientes ingleses arrebataron los campos comunales a los campesinos a través de una serie de procesos legales (y no tan legales) que se denominaron cercamientos (enclosures), en el capitalismo cognitivo existen nuevos cercamientos – muy evidentes en el desplazamiento del “producto” del objeto al acceso - que deshacen el régimen comunal del procomún digital y a los que debemos y podríamos oponer modelos económicamente sostenibles de gestión eficiente del común.

El libre flujo de conocimientos en la red no es percibido por el sistema capitalista como la base productiva que ha de permanecer bajo régimen comunal (commons) sino que adjudica un precio a su acceso. La lógica del libre flujo a coste cero y sin una gobernanza superior que lo acote se considera incompatible con un modelo de negocio sostenible, pese a que esto no sea o podría no ser la realidad que caracteriza la practica económica contemporánea.

Los nuevos modelos de negocio que entienden la producción colectiva como algo que debe ser protegido y fomentado y no como un terreno a explotar y cercar, toman la cooperación como régimen natural del mercado. Las experiencias más sugerentes y que han motivado diferentes movimientos que comparten esta naturaleza colaborativa provienen de las comunidades de software libre y otras comunidades digitales que han imitado estos procesos de producción con notable éxito. Como ya es popularmente conocido, estas comunidades o grupos generan una producción colectiva que comparten bajo licencias abiertas, permitiendo el uso y la modificación del código siempre que se respete la misma apertura en la obra derivada. Esto se desarrolla bajo una lógica viral, que generaliza la apertura en las licencias de todas las obras derivadas. La producción total de código conforma el procomún del software libre, producido, gestionado y optimizado por toda la comunidad. Estos bienes comunes sirven de base para diferentes microempresas cuyo modelo de negocio puede basarse en servicios de implementación y de adaptación del software a proyectos concretos.

La lógica del peer-to-peer configura modelos de negocio basados en una producción colectiva y federada. El usuario pasa a ser generador de valor, formando parte de un ciclo virtuoso de producción y consumo del que se beneficia.

Enzarzada en otro contexto, las estructuras monopolísticas de intermediación viejas y nuevas, se nutren de la producción colectiva, pero no replican la lógica colaborativa, sino que imponen marcos de apropiación sobre los bienes comunes i el acceso reproduciendo la economía basada en la escasez alejadas de la filosofía de la cultura libre y de la economía de la abundancia.

En un contexto en el que estas prácticas contradicen sus propios postulados siendo absolutamente anacrónicas, solo pueden mantenerse a base de legislaciones que sofocan la nueva realidad y sirven a perpetrar un entorno artificioso creando burbujas de irrealidad. De aquí el intento de criminalización del P2P, del compartir e incluso de todo el Internet ya que estamos y en breve, por qué no, del Blckchain.

Estas trabas que son políticas de preservación de privilegios y monopolios, colapsan ambas sinergias económicas, la especulativa y la no especulativa; de aquí la urgencia de revertir esta situación.

La colaboración abierta online requiere una cierta infraestructura para su funcionamiento, la infraestructura que facilita la agregación de la acción colectiva. Al utilizar la infraestructura, los individuos interactúan para crear de forma colaborativa contenidos y trabajos de diferente carácter.

Hay diversos modelos de provisión de infraestructura y es en esta fase del ciclo productivo donde interviene la elección: centralizadora o distribuida y descentralizada. Toda la historia económica de internet puede interpretarse como u n movimiento pendular entre la producción distribuida, la acumulación depredadora y centralizadora de la riqueza producida, el derrumbe y vuelta a empezar (véase este movimiento en la burbuja de las punto com, la posterior aparición de la web 2.0 con contenidos aportados por los usuarios y la actual situación de los "jardines cerrados". Blockchain marca el horizonte de la próxima descentralización.

Blockchain para la transparencia y el control ciudadano de los flujos financieros

Como ya es notorio, el Blockchain es un tipo de bases de datos distribuida en que todos los nodos tienen toda la información; la comunicación entre nodos es vía P2P. Como el Blockchain está detrás de monedas digitales sobre las que tanto se habla, como el Bitcoin, como los árboles con el bosque, Bitcoin puede impedirnos ver la llegada de algo económicamente revolucionario como las bases de datos realmente distribuidas.

Blockchain se convierte en un registro público y distribuido (todas y cualquier persona acceden a todos los datos) de todas las operaciones que se efectúan, haciéndose muy difícil la manipulación.

Con  este sistema se obtiene una trazabilidad real de los flujos ya que no quedan registrados en un  ordenador de una  gran compañía sino en todos los ordenadores que participen en el sistema  de pagos y a la vista de todos. Pudiendo así estudiar por dónde y cómo  exactamente se escapa el dinero y a la vez garantizando la privacidad de quienes ahí operen. Transparencia de los datos y de las instituciones, privacidad de las personas.

Últimamente muchos países están directamente  prohibiendo los pagos en dinero físico e implementando diferentes  sistemas en el comercio local para que  todos los pagos se realicen  electrónicamente. Pero esto no es distribuido y revierte la idea de transparencia que nosotros defendemos. En este caso es: opacidad para instituciones y corporaciones y transparencia y control solo para las personas.

Los  gobiernos y los grandes bancos que impulsan esta eliminación del dinero  físico nos dicen a los ciudadanos que será la medida definitiva para  luchar contra el fraude.

Naturalmente no podemos ni debemos confiar en los gobiernos y partidos responsables de avalar el gran fraude fiscal que cooperan con las grandes corporaciones. Gracias a filtraciones como  las de LuxLeaks es ya de dominio público que la combinación gobierno-corporaciones es la gran especialista en la evasión fiscal.

Mientras  el dinero electrónico sea un monopolio privado, sabemos perfectamente  que la información sobre todos los pagos estará en los servidores  privados de unas pocas corporaciones. Algunos investigadores afirman que entre el 3 y el 5 por ciento de cada pago va a parar a paraísos fiscales.

Acabar  de esta manera con el dinero físico es acabar con el anonimato de los  pequeños pagos lo cual perjudicaría a nuestra privacidad como ciudadanos y, en vez de acabar con el gran fraude fiscal sistémico, lo facilitará. 
Lo mismo ocurriría si el blockchain se utilizara sólo en jardines cerrados.

Una democracia real en la era digital es incompatible con el control privativo y centralizado sobre el núcleo de los sistemas de nuestra infraestructura digital - en el caso que nos ocupa aquí las estructuras relacionadas con los flujos financieros. En pocas palabras es incompatible con estructuras que no sean distribuidas y en código abierto, o sea cuyo código sea auditable por cualquier ciudadano. De otra forma, no solo la ciudadanía no puede vigilarlos sino que los propios gobiernos no tienen control sobre ellos.

Las instituciones públicas gastan millones de euros cada año en el desarrollo de nuevo software adaptado a sus necesidades. Las opciones de contratación del sector público desempeñan un papel importante en determinar qué compañías pueden competir y qué software se apoya con el dinero de los contribuyentes. Las administraciones públicas en todos los niveles tienen frecuentemente problemas para compartir código entre sí, incluso si financian su desarrollo completo. Además, sin la opción de que terceros independientes realicen auditorías u otros controles de seguridad en el código, los datos sensibles de los ciudadanos están en riesgo.

Necesitamos asegurar que el código fuente sea accesible para que las puertas traseras y los agujeros de seguridad se puedan corregir sin depender de ningún proveedor de servicios en particular. No nos referimos al código fuente del software, que también, si no al de todo. Necesitamos una democracia de código abierto y unas finanzas transparentes  sin agentes que basen sus negocios en las asimetrías de información.

Fuentes:

Xnet

Manual Para La Creatividad Sostenible del FCForum, por Xnet y Jaron Rowan

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Published on 11/05/18
Accepted on 04/05/18
Submitted on 10/02/18

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