Abstract

Catalunya es tierra de emprendedores, tierra de pioneros. El progreso se percibe en el desarrollo de los medios de comunicación y transporte, de disponer de una infraestructura que actúe como motor económico del país. Algo realmente muy sencillo de entender. Funciona y funcionó así en todo el mundo. El ferrocarril sobre todo llevó el progreso a todas las regiones a las que llegó. Y, por el contrario, regiones que antaño recibían al ferrocarril y la línea en cuestión fue clausurada, volvió a la situación de atraso que tenía antes de la llegada del camino de hierro. Pasó en Estados Unidos con el trazado del ferrocarril al Far West. El desarrollo de todo el oeste norteamericano no hubiera sido posible sin el ferrocarril.

El grave problema que tenemos en Catalunya es la falta de poder de decisión sobre gran cantidad de temas, regulados por la constitución y que otorga las competencias sobre infraestructuras, entre muchos otros aspectos, al gobierno de Espanya. Entonces esta tierra de emprendedores y pioneros se ve permanentemente castrada, acotada, maniatada y amordazada por los gobiernos de Espanya, tengan el color político que tengan. Desde 1714, en que Catalunya perdió su soberanía política y económica, todas las decisiones de inversión en infraestructuras y consiguientemente de posibilidades de desarrollo, son tomadas por Madrid. Espanya tiene la particularidad de que, en el caso de inversión en infraestructura, las decisiones se toman en clave política y no por la búsqueda de la prosperidad o por una razón de mercado. Muchos prefieren una España pobre, más que una España próspera, si la prosperidad tiene que entrar por los puertos catalanes. La lógica económica llevaría a invertir donde la inversión generara más rendimiento; en cambio, la lógica del poder lleva al Estado a marginar, por ejemplo, el eje mediterráneo, precisamente por su gran potencial.

Pero la decisión política de Espanya es dar largas inclusive a Europa y eternizar la construcción del Corredor Mediterráneo, pese a contar el Estado con la financiación de la Unión Europea, que fue utilizada con otros fines. De la mano del Corredor Mediterráneo va el desarrollo del puerto de Barcelona y otros puertos del territorio catalán ya que se favorecería el transporte marítimo de carga que viene a través del canal de Suez y que ahora descarga mayoritariamente en el puerto de Rotterdam a un coste de flete marítimo muy superior al que los buques cargueros tendrían descargando en Barcelona.

El aeropuerto de Barcelona aspira a convertirse en un hub aeroportuario, pero la decisión, como siempre, la toma Madrid. Hasta el nombre del aeropuerto se tomó en Madrid sin consulta alguna. Para convertirse en hub sería necesaria la ampliación de las pistas del aeropuerto que lo habilite a procesar más aviones de fuselaje ancho y el tránsito de 75 millones de pasajeros/año.

CONCLUSIÓN:

Mientras Catalunya siga dependiendo de decisiones de Madrid, su desarrollo en infraestructuras básicas se verá frenado.

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Published on 18/06/25
Submitted on 02/05/24

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