Resumen

En mi adolescencia la imagen que todos los padres y educadores nos mostraban del alumno mediocre o del joven incapaz era siempre la misma: un chico más o menos rellenito observando con desidia la televisión durante horas. Este modelo de telespectador adolescente sigue presente en la cabeza de muchos padres y educadores, y se sigue aconsejando a los estudiantes: no veas tanto la tele y estudia más. Lo cierto es que la realidad no es tan clara como se nos presenta en esa imagen. El perfil del fracaso en la adolescencia es mucho más complejo y enigmático que el que se nos quiere vender. Acusar a la televisión del fracaso escolar o de la violencia así en abstracto y de forma directa es, sin duda, ingenuo y falso. Todo lo contrario los adolescentes se encuentran más que alejados de la influencia directa e inmediata de la televisión. El arranque de esta investigación es, por tanto, precisamente encontrar cuál es el uso que los adolescentes hacen de la televisión actualmente. No tanto, el número de horas que pasan delante de ella, lo cual es un dato más que manipulable, sino la apreciación que tienen ellos de la televisión y cómo se enfrentan y consumen la oferta televisiva. Para realizar esta investigación hemos escogido un barrio de Madrid y un entorno, el barrio de Arganzuela, y hemos realizado entrevistas con detenimiento a diez jóvenes sobre cómo se manejan con la televisión y cuál es el uso que hacen del mismo, las conclusiones no son a priori novedosas pero confirman con claridad una tendencia: el abandono del predominio de la televisión como ocio masivo y mayoritario. Huelga decir que analizando tan sólo diez casos es más que evidente que se trata de una muestra muy parcial cuantitativamente. Carecía de sentido plantearse una investigación entorno: ¿Cuántos ordenadores hay en casa? O ¿cuántas horas ves la televisión? Nuestro estudio trataba más de cuál era la percepción que los jóvenes tenían de la televisión. La primera conclusión es que los jóvenes asumían con rotundidad el modelo prototípico del telespectador adolescente vago, desidioso y mal estudiante. Todos los entrevistados se imaginaban, aunque decían no conocer ni ser de ese modo, a ese «adolescente fracasado». En más de una ocasión para explicar a ese referente se acudía a un ejemplo televisivo se trata de un «Homer Simpson» con menos edad. Sin embargo, ninguno de los jóvenes se sentía identificado con ese modelo y lo que era aún más interesante ninguno sentía interés por la televisión. Todos ellos consideraban la televisión como una forma de ocio poco divertida y poco o nada interesante. Se encontraba siempre en quinto o sexto lugar de sus preferencias como pasatiempo por debajo de amigos, internet, videojuegos y juegos de pcs, música y cine. Lo más sorprendente es que incluso sentían cierto desprecio hacia el televisor. La conclusión de la investigación es precisamente esta: el telespectador adolescente compulsivo es hoy una minoría, y se encuentra náufrago ante una juventud que ya no se entretiene ante el televisor.

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Published on 30/09/05
Accepted on 30/09/05
Submitted on 30/09/05

Volume 13, Issue 2, 2005
DOI: 10.3916/25724
Licence: CC BY-NC-SA license

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