En el inagotable debate sobre la televisión de calidad, se trataría primero de precisar qué es la calidad, cómo se debe investigar y evaluar, y qué condiciones son exigibles para asegurarla. A partir de ahí, creemos que la clave reside en la consideración del público como conjunto de ciudadanos, no como consumidores o usuarios. De esta simple declaración derivan consecuencias muy importantes para la triple función clásica de la televisión pública: informar, formar y entretener. El mejor exponente de la calidad es el cumplimiento de la misión de servicio público que tiene encomendada la televisión pública. Y para ello debe asegurar la diversidad y llegar a amplias audiencias, garantizando el respeto a los principios fijados por la ley. Es fundamental educar, enseñar a ver la televisión y a entender el medio.
Published on 30/09/05
Accepted on 30/09/05
Submitted on 30/09/05
Volume 13, Issue 2, 2005
DOI: 10.3916/25676
Licence: CC BY-NC-SA license
Are you one of the authors of this document?