Jose Luis Pavolink's personal collection (2025). 2
Abstract
La pandemia de COVID-19 provocó interrupciones abruptas y a gran escala en los entornos relacionales tempranos debido a los confinamientos obligatorios, el cierre de instituciones educativas y terapéuticas y la suspensión de las interacciones comunitarias. Cabe destacar que durante este mismo período, se observó un aumento significativo en los diagnósticos de trastorno del espectro autista (TEA) en varios países, incluida Argentina, incluso en momentos en que el acceso a los servicios de salud estaba severamente restringido. Esta tendencia es particularmente paradójica dada la ausencia de datos exhaustivos sobre las tasas de consulta y la disminución simultánea de la cobertura de vacunación triple vírica, lo que debilita las declaraciones etiológicas relacionadas con la vacuna. Este estudio lleva a cabo un examen crítico de esta convergencia, sin plantear una relación causal directa, cuestionando si la alteración estructural de las experiencias intersubjetivas tempranas puede haber contribuido a la aparición o amplificación de comportamientos posteriormente codificados dentro de los límites diagnósticos del TEA. La hipótesis propuesta no es etiológica, sino ecológica: explora la posibilidad de que las interrupciones sostenidas en la mediación simbólica, la corregulación afectiva y la consistencia relacional en la primera infancia constituyan condiciones de vulnerabilidad del desarrollo. Se empleó un diseño documental basado en fuentes secundarias. Los datos cuantitativos se extrajeron de las historias clínicas de salud pública emitidas por el Ministerio de Salud de la Nación, la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF (2018-2023). Estos se analizaron en conjunto con marcos teóricos de la psicología del desarrollo, la teoría psicoanalítica y la salud pública, enfatizando conceptos como la estructuración simbólica temprana, la privación intersubjetiva y la confianza epistémica. Los resultados indican un aumento sostenido de los diagnósticos de TEA durante y después de los periodos de confinamiento, sin correlación estadística con las tendencias de vacunación. La literatura cualitativa informa consistentemente de un aumento del retraimiento social, retrasos en la adquisición del lenguaje, disminución del juego simbólico, sobreexposición a las pantallas y aumento del estrés del cuidador, factores que se cruzan con los criterios diagnósticos actuales, pero que pueden reflejar factores estresantes contextuales y relacionales en lugar de una alteración intrínseca del desarrollo neurológico. El estudio subraya la necesidad de reconsiderar los marcos de diagnóstico y los enfoques de salud pública a través de una lente relacional-evolutiva frente a las disrupciones sociales a gran escala.
Abstract La pandemia de COVID-19 provocó interrupciones abruptas y a gran escala en los entornos relacionales tempranos debido a los confinamientos obligatorios, el cierre de [...]