En Villavicencio, las huertas urbanas han surgido como espacios donde convergen las necesidades básicas de las comunidades con sus saberes culturales y prácticas tradicionales. En este contexto, se plantea que la composición vegetal no responde al azar, sino que está moldeada por el valor que las personas asignan a ciertas especies para el autoconsumo y la medicina tradicional. La presencia dominante de plantas comestibles y medicinales refleja una búsqueda de autosuficiencia y cuidado comunitario de la salud. Las formas de manejo desde la siembra hasta el control de plagas, donde varían según la experiencia y el conocimiento local, lo que sugiere una relación directa entre diversidad vegetal y diversidad de saberes. Asimismo, la elección de especies con usos tradicionales refuerza la importancia cultural que adquieren estos espacios en contextos urbanos, revelando tensiones entre lo funcional, lo simbólico y lo ecológico. Esta propuesta en construcción busca comprender estas dinámicas para contribuir a una visión más integral y contextualizada de la etnobiología urbana.
Abstract En Villavicencio, las huertas urbanas han surgido como espacios donde convergen las necesidades básicas de las comunidades con sus saberes culturales y prácticas [...]