Abstract

El turismo genera más del 12% del PIB y del empleo en Catalunya, y ha experimentado una gran transformación territorial en los últimos 20 años. Partiendo de dos grandes destinos de sol y playa, Costa Brava y Costa Dorada, ha generado un destino urbano de clase mundial, Barcelona, que en el año 2016 atrajo al 47,8% de los viajeros internacionales que recibió Catalunya[1].

Es, además, un sector muy transversal, en el que impactan con especial intensidad los cambios provocados por la sostenibilidad, la digitalización, la innovación y la responsabilidad social.

El sector turístico catalán ha sido tradicionalmente emprendedor, pero con destinos muy maduros, un modelo basado en el control de costes y pocas empresas que hayan apostado por el crecimiento y la internacionalización se enfrenta a grandes retos para mantener a Catalunya como destino competitivo. La capacidad de generar productos de alto valor añadido, activar su enorme patrimonio cultural y natural, integrar las tecnologías digitales y ligadas a la sostenibilidad y posicionarse en el mundo virtual están entre sus grandes desafíos.

Por otra parte, las administraciones públicas responsables de la actividad turística se enfrentan a retos equiparables. De unas responsabilidades muy centradas en la promoción y el desarrollo de infraestructuras han de pasar a crear capacidades de gestión y comercialización que se revelan imprescindibles para que éstos sigan siendo atractivos.

Y todos, empresas privadas y administraciones públicas, han de generar nuevos marcos de colaboración, cooperación y coordinación que permitan que los destinos catalanes sigan estando entre los más deseados del mundo.

La presentación hará una breve mención al contexto histórico y desarrollará las propuestas para que Catalunya siga siendo un destino competitivo en las próximas décadas del siglo XXI