El dramaturgo utilizó las posibilidades que le ofrecía el motivo del mercader de piedras preciosas y especias para desarrollar piezas de gran valor simbólico y escenográfico. Unía así, como en otros motivos, un hecho cotidiano, una tradición literaria y una tradición religiosa que, en el caso de la nave, contaba con el precedente bíblico, la tradición senequista y jesuítica y, por supuesto, la exaltación de la navegación a partir de la batalla de Lepanto que, a su vez, había desarrollado diferentes formas literarias, plásticas e iconográficas de representación. Realizamos en este trabajo un recorrido cronológico por los autos para mostrar cómo el dramaturgo va construyendo un tejido dramático, intensificando determinados efectos y estableciendo cada vez más complicados juegos de simetrías, oposiciones y referencias.
Published on 01/01/11
Accepted on 01/01/11
Submitted on 01/01/11
Volume 4, Issue 1, 2011
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