Hacia 1570, don Diego de Castro Titu Cusi Yupanqui experimenta una doble crisis: una crisis cósmica (caos tras la descomposición del imperio) que se refleja también en una crisis personal, la que supone su vida refugiado en Vilcabamba, en aquellos «montes» y «necesidad», desde donde se compone la Instrucción al licenciado Lope García de Castro. Este trabajo explora dos imágenes (cadenas y lágrimas) que surcan una buena parte del texto de la Instrucción, aquella que se dedica a contar la complicada relación de su padre, Manco Inca, con los españoles. Titu Cusi se vale del relato de estos episodios desdichados para reclamar derechos como un heredero legítimo, a quien, aunque haya renunciado al imperio, se le debe brindar alguna reparación por los abusos que cometieron los conquistadores con su padre.
Abstract
Hacia 1570, don Diego de Castro Titu Cusi Yupanqui experimenta una doble crisis: una crisis cósmica (caos tras la descomposición del imperio) que se refleja también en una crisis personal, la que supone su vida refugiado en Vilcabamba, en aquellos «montes» y «necesidad», desde [...]