En este artículo se analiza la relación que puede establecerse entre los sueños de anábasis del poema de sor Juana Inés de la Cruz, Primero sueño, y la novela de Sergio Fernández, Segundo sueño, en una concordancia donde el alma, durante su viaje por las esferas supra lunares, o en la transmutación de los elementos naturales —la lluvia, la nieve y el lodo—, experimenta el misterio de su encuentro con lo divino como un proceso de iniciación. En el poema, la búsqueda del conocimiento supremo es una trampa, en la novela, la encrucijada se halla en el erotismo transgresor. Estos dos viajes de anábasis traducen el guiño que anuncia la sucesión en una caída. En ambos casos, la desmesura del alma, máscara de un héroe trágico, derrite las alas de Ícaro y propicia la muerte de Faetón, el auriga inexperto del carro divino.
Abstract
En este artículo se analiza la relación que puede establecerse entre los sueños de anábasis del poema de sor Juana Inés de la Cruz, Primero sueño, y la novela de Sergio Fernández, Segundo sueño, en una concordancia donde el alma, durante su viaje por las esferas supra lunares, [...]